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Smart stations: estaciones inteligentes en un mundo hiperconectado

Las estaciones ya han cogido su propio tren al futuro y van a experimentar profundos cambios de la mano de la tecnología hasta convertirse en smart stations, con capacidad para ser el motor de la smart city.


Hace doscientos años no existían los relojes de pulsera y los de bolsillo eran auténticos artículos de lujo. Hasta la implantación de los husos horarios en 1901 la sociedad carecía de una noción precisa del paso del tiempo.

Esto suponía un grave inconveniente para la explotación ferroviaria porque los trenes debían partir de las estaciones a una hora exacta y era necesario sincronizar muy bien los horarios y trayectos para evitar accidentes.

Se realizaba entonces una operación manual, denominada «pasar la hora» que corría a cargo del jefe de estación, que siempre portaba un reloj de bolsillo como herramienta de trabajo y que recibía la hora por vía telefónica o telegráfica.

Aún así, al tratarse de un proceso manual, era habitual encontrar cierta disparidad de horas entre diferentes estaciones. Por ello, uno de los elementos que ha caracterizado a las estaciones desde sus inicios es la presencia de un monumental reloj.

Poco a poco la tecnología ha ido aportando mejoras, los relojes se digitalizaron, se conectaron entre sí mediante líneas de datos y, como resultado, la hora hoy es exactamente la misma en todas las estaciones. Esta normalización horaria permite que la gestión sea más eficaz, eficiente y segura.

La industria ferroviaria descubría, así, hace más de un siglo, la importancia que tiene interconectar objetos entre sí y el potencial de la tecnología para transformar la sociedad.

Actualmente el problema del horario único oficial está más que superado. Sin embargo, la nueva sociedad hiperconectada se enfrenta a nuevos retos igual de importantes. La movilidad e Internet de las cosas, entre otros aspectos, han propiciado una forma diferente de relacionarnos entre nosotros, con las empresas y con los espacios que nos rodean. Transitamos por calles, parques o estaciones de tren y demandamos que las ciudades sean inteligentes y respondan a nuestras necesidades.

Una de las consecuencias de la velocidad con la que se producen los cambios en la era digital es la falta de normalización que propicia la aparición de plataformas verticales que dan lugar a silos de información (por poner un símil, sería como volver a que cada estación tuviese su propia hora). 

Lo podemos ver continuamente en los sistemas operativos de los móviles, las apps, redes sociales y en todos los ámbitos de la sociedad digital. 

Esto añade complejidad y frena las inversiones, lo que hace urgente una estandarización de formatos y plataformas para asegurar la interoperabilidad entre diferentes sistemas.

NextStation2017: estaciones inteligentes en ciudades inteligentes

En este contexto de cambio, el pasado mes de octubre tuvo lugar en Madrid la séptima edición de la conferencia internacional NextStation2017, promovida por ADIF y la Unión Internacional de Ferrocarriles, que durante unos días reúne a la industria ferroviaria para hablar sobre los retos del futuro, y en la que participó por parte de Telefónica Valentín Gonzalez Villas, director de Grandes clientes y multinacionales .

Este año el lema del congreso fue “Smart stations in smart cities”, que refleja el doble desafío que tienen por delante las grandes estaciones de tren en la actualidad: por un lado, emprender el camino hacia su digitalización para adaptarse a las nuevas demandas de los ciudadanos y, por otro lado, aprovechar la ventaja de estar situadas en el centro de otro espacio social mayor, como es la ciudad.

La smart station tiene potencial para convertirse en el eje que vertebre y acelere la normalización e interoperabilidad entre smart cities e impulse la sociedad digital. Las estaciones de tren han marcado siempre el pulso de la ciudad en la que se integran y han demostrado su tremendo potencial para cambiarla.

¿Qué aportarán las smart stations a los viajeros?

Las smart stations podrán ofrecer al usuario productos y servicios a medida, según sus gustos y preferencias. La estación, que conocerá “la identidad del viajero”, se adaptará a cada usuario y sus expectativas: en un mismo espacio convivirán tantas estaciones como viajeros circulen en cada momento.

Un asistente virtual reconocerá mediante análisis facial a cada individuo y lo guiará hasta el lugar preciso en el andén, con parada previa si quiere en una cafetería donde lo estará esperando un desayuno a su gusto mientras recibe avisos personalizados de la salida del tren entrelazados con ofertas, promociones o servicios complementarios que se ajusten a sus necesidades. Las maletas (permanentemente geolocalizadas) serán transportadas por vehículos autónomos desde la puerta de la estación hasta el tren.

Sin prisas, sin estrés, en un entorno sostenible y con la tranquilidad de saber que todo el movimiento de personas y objetos está siendo supervisado por un sistema que aprende automáticamente y que, en caso de identificar patrones de comportamiento anómalos, activará una respuesta que evitará cualquier incidente. Ya nunca se perderá un niño en una estación.

¿Qué tecnologías posibilitan esta transformación?

Una smart station incorpora cuatro capas tecnológicas:

Hiperconectividad, que consiste en dotar a la estación del “aire digital” que todo lo envuelve y llega a todos los rincones para facilitar que personas y objetos se puedan conectar con anchos de banda y calidades de servicio adaptados al servicio que se presta (redes cableadas o inalámbricas, WIFI, LTE o 5G), tanto para el uso de los viajeros como del personal de la estación e incluso proveedores o tiendas en el recinto.


Sensorización de cada viajero, empleado y objeto que se mueve por la estación para crear una auténtica malla de personas y “cosas que trabajan para las personas” (IoT). La evolución del Internet de las cosas supone la transición desde sistemas conectados (como los relojes de las estaciones) hacia sistemas inteligentes capaces de explotar la información recopilada.

Infraestructuras cloud flexibles (públicas, privadas e híbridas), capaces de almacenar, procesar y analizar la ingente cantidad de datos generados por los sensores y convertirlos en información puesta a disposición de procesos de negocio en cualquier momento y lugar.

Capacidad de extraer valor de los datos y crear una estación predictiva con procesos que se desencadenan en tiempo real a partir de dichos datos (big data) y con asistentes virtuales que interactúan con los ciudadanos para ofrecerles una experiencia de servicio única y memorable (con tecnologías machine learning o aprendizaje automático, identificación biométrica y algoritmos de reconocimiento a través de circuito cerrado de televisión)

Todo ello de forma transparente, responsable, confiable y segura para una mejor experiencia del viajero y lograr así que las smart stations no sean un lugar de paso sino un destino en sí mismo, recuperando la vocación de espacio social que tuvieron las estaciones de tren en el pasado.

Para ello existe un Plan de Innovación para el Transporte y las Infraestructuras del Ministerio de Fomento, que se enmarca en la estrategia Europa 2020 y en el Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación.

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